Hay personas que gozan infringiendo dolor, otras que increíblemente gozan sufriendo, personas muy extrañas se ve en este mundo incomprensible.
Ríos de sangre corren en las calles, la gente se acerca sin pudor a mirar que paso y a la final alguien llora mientras los demás como si nada pasan de largo con comentarios fuera de lugar.
Sensibles a causas ajenas, voces sin sentido que hacen jauría de lo que pudo haber pasado, mas nadie da razón de lo que paso y siguen al final su camino curados de tanta miseria y sangre esparcida inventando y contando a los vientos de algo que nadie vio.
Gentes sin sentido que no tienen ningún remordimiento de la pobreza humana, que se alejan evitando el dolor que claro afecta a otros siguiendo el camino y orando a un creador, solo por ellos mas no por los desdichados.
Que egoísmo, vamos de mal en peor perdiendo toda caridad humana solo viendo a los demás como objetos sin valor y evitando colaborar a quien necesita por que somos seres robotizados pensando solo en bienestar y dinero mas no en los demás que son entes extraños, ajenos a cualquier colaboración.
Nos volvimos duros con nuestros hermanos, vamos a ras derrotando toda calidad humana y no pensamos si no en nuestro ego, marchitando las demás vidas si la propia ya es mezquina.
Niños en las calles sin pasado ni futuro, personajes harapientos consumidos en las drogas y un sin numero de personas alrededor que no muestran ni una gota de amor en quien si necesita una mano amiga, un consuelo o tal vez un pedazo de pan y lo negamos por que no es de nuestro interés el sufrimiento ajeno.
Cumplimos con nuestras tareas diarias y casi todas encaminadas en egoísmo y aun así oramos por bienestar si producimos en los demás miserias. No tenemos mente ni ojos para ver mas allá de la propia maldad aunque creemos que somos personas integras, estrictas en los deberes y que nuestra obligación no va mas allá de los cuatro muros separadores de tanta indolencia.
Cumplimos los mandamientos y nos creemos justos y arrastramos una carga de pecados que ni siquiera vemos que la maldad parte de nuestros mismos corazones que esta blindado y encerrado en una coraza impenetrable sin dignidad ni justicia y con un millón de impedimentos.
Exigimos mucho y brindamos muy poco de ahí parte la descompensación que nos lleva al limbo y nos demuestra que perdemos siempre como raza predominante sobre los elementos.
La piel es la coraza y el alma es la unión con Dios; perdimos todo buscando bienestar y volviéndonos seres malos al extremo aunque nos creemos lo contrario.
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