ALERTA COLOMBIA
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La tal empresa no es cualquiera. Es dueña de REM Forest Products, del billonario canadiense Frank Giustra, un corsario financiero que hizo puente con Álvaro Uribe y obtuvo una licencia de aprovechamiento forestal otorgada por Codechocó en 2006 (Resolución 2293) para explotar durante 15 años más de cinco millones de metros cúbicos de madera; unos US$1.500 millones. Estas compañías tienen a su vez vínculos financieros con Pacific Rubiales Energy, Medoro Resources, Alange Corp, Gran Colombia Gold. Es decir, se trata de un proyecto de envergadura: madera, oro y petróleo. La Prima-REM ha instalado en la playa de Huaca un campamento con una docena de empleados canadienses, otros tantos colombianos, 80 ciudadanos nativos de las comunidades negras e indígenas y dos helicópteros. Pero las primeras trozas de prueba eran tan grandes y pesadas, que los aparatos no pudieron levantarlas. Ahora, ya en forma, con todo tipo de patentes, la empresa se dispone a cortar su primer millón de metros cúbicos en 44.596 hectáreas, todas dentro del Consejo Comunitario de Los Delfines, autorizado por la Ley 70 de 1993 y creado en 1999. Este territorio colectivo —inembargable, inalienable, imprescriptible— se extiende entre Bahía Solano y Juradó, el Pacífico y la Serranía del Baudó, y ocupa una superficie de 67.327 hectáreas donde viven 18 comunidades, 1.329 familias y 5.846 personas. Es decir, el 70% de la superficie del Consejo Comunitario será controlado por la empresa. La madera que se explotará en los próximos años costaría US$280 millones, de los cuales la compañía reconocerá al Consejo Comunitario el 10%.
Los directivos actuales de Los Delfines hicieron el negocio, pese a que en 2005 el consejo se opuso a la Ley Forestal —felizmente rechazada por la Corte Constitucional—, por considerar que con ella se “facilitarían transacciones y el aprovechamiento con ánimo de lucro de los bosques nativos y plantados en las principales zonas del Pacífico y de la Amazonia”. Desde luego se trata de un nuevo consejo que llamó a una consulta previa entre la comunidad para poder autorizar el negocio. La consulta otorgó la licencia, Codechocó dio el visto bueno y el Ministerio de Medio Ambiente aplaudió el logro. El mecanismo de la consulta previa —dice el Convenio 169 de la OIT— busca que las decisiones de las comunidades sean democráticas y por tanto defiendan sus formas de vida y sus derechos sobre tierras y territorios. El Consejo Comunitario de Mecana, donde se ha construido el campamento de Prima Colombia Hardwood, considera amañada y tramposa la consulta y corrupto el Consejo de Los Delfines. Muchos consejos comunitarios se han vuelto una vía legal para permitir que los recursos —madera, oro, petróleo— sean explotados a cambio de miserables dádivas. Algunas consultas previas están siendo realizadas de manera tramposa por autoridades locales y, de hecho, compradas por empresas interesadas en una determinada explotación. Está a punto de imponerse un clientelismo feroz en las comunidades negras e indígenas para dirigir la consulta previa en una dirección: la de las locomotoras.
Para protestar contra la tala de una de las selvas más preciosas del planeta, y lo que puede suceder en el Chocó no sólo con la madera y su oro, sino con su misma gente, se encadenó tres días a un árbol de Bahía Solano Juan Ceballos. Pero, a estas horas de grandes desfalcos y robos en el Distrito y en las EPS, ¿a quién puede importarle la suerte de un ciudadano amarrado a un árbol sin haber sido secuestrado por la guerrilla?
Los responsables del descalabro ambiental y social en nuestro país!
La Bio-diversidad es competencia de toda La Humanidad. Es una verdad de perogrullo, como decir que el fuego calienta el agua; pero cuando la bio-diversidad está siendo deliberadamente eliminada, es la Vida la que está siendo alevosamente colapsada. Desde cuando comprendimos la Hipótesis de Masa Crítica, descubierta por el planeto-físico soviético Vladimir Vernardsky por allá en 1.926, según la cual, la biosfera sostiene una Constante de Biomasa, traducida en que la cantidad de vida manifestada en la tierra es siempre la misma, favoreciendo la predominancia de aquellas especies que por circunstancias se hacen dominantes, comenzamos a entender el dilema de la Explosión Demográfica; para nadie será un misterio que el ser humano escindido en consciencia del orden natural, se haya convertido en el mayor depredador de especies en el planeta, llegando a eliminar aproximadamente la mitad de las especies de los reinos vegetal y animal en tan solo los últimos 500 años; especies que durante millones de años se ganaron un derecho de piso en la tierra al asumir un rango específico del Espectro del Código de Vida acoplado a las condiciones de este planeta. Sucede que al ser eliminadas las especies, queda un vacío operativo en esos rangos de Frecuencia; pero en nuestra inconsciencia eso nada importa, como si no te importara que por cada especie eliminada de la manifestación biótica en el planeta, una baldosa de tu hogar dejara un hueco imposible de rellenar, pues ninguna otra no podrá operar en la forma de onda ni el umbral de frecuencia de otra, así llegue a ocupar el nicho que antes ocupaba la extinta. Como no comprendíamos esto y aún ahora a muchos no les importa sabiéndolo, seguimos cometiendo o permitiendo que se cometan todas las formas de ecocidios que hemos ingeniado para domesticar y someter a la naturaleza, lo cual se traduce en un verdadero suicidio lento de las demás especies incluida la dominante: el ser humano.
Y es el caso que nos vuelve a ocupar en ésta que debiera ser una noticia prioridad 1A en los asuntos de la Humanidad. Quedan muy pocos nichos de verdadera biodiversidad en el planeta, los dos anteriores de mayor rango han sido eliminados en Borneo y en Nigeria, en ambos casos con tala de bosque sub-tropical húmedo y en el segundo combinado con la ansiedad de "riqueza" rápida a costa de la naturaleza y por ende de la vida (la minería); el caso del Chocó colombiano tiene las dos funciones con un agravante: El Bosque Sub-tropical Húmedo de esa región es el único de sus características que subsiste en el planeta; es el último de ellos que queda, en contacto no con uno sino con dos océanos, en una de las zonas de mayor pluviosidad en el planeta y catalogado como la región de mayor biodiversidad, donde las especies hay que contarlas por metro cuadrado, cuando en el Amazonas y en El Congo se cuentan por hectáreas y en el resto del mundo en kilómetros cuadrados. En el Chocó colombiano, uno de los departamentos con menor ingreso per-cápita en Colombia, limítrofe con Panamá (otra mancha de la corrupción administrativa de los políticos de Colombia, vendida a USA por 25 millones de dólares en 1.903), con población indígena y afro-descendiente, sometido a vejámenes y despropósitos por centurias, han puesto el ojo sátrapa casi todas las potencias dada su innegable posición geoestratégica y sus no menos importantes recursos naturales: el bosque de maderas preciosas más interesante entre los que quedan, con árboles hasta de 60 metros de altura y 6 metros de diámetro, algunos de los cuales son nicho y hábitat para especies de plantas e insectos que sólo existen en ese árbol y que nunca abandonan su dosel de existencia (ejemplo: orquídeas que sólo existen en el dosel entre 30 y 35 metros de altura de una ceiba de cedro amargo y en ninguna otra parte del mundo más, ni siquiera en otro árbol de la región), pero para los ignorantes y estúpidos negociantes con la vida esto carece de valor ni importancia, sólo les importa los millones de dólares que engrosarán su fortuna personal. Sabemos que El Chocó, es rico en Petróleo (como reserva estratégica de los EEUU), en platino, en oro, en titanio y posiblemente en uranio, para no hablar aún del coltán, porque se nos echa la jauría de las multinacionales encima y los políticos colombianos están desesperados por firmar más concesiones de entrega incondicional de los recursos en bruto del país; no por casualidad el Chocó es punto de encuentro de tres placas tectónicas: la Caribe, la de Nazca y la Suramericana y ello quiere decir, epicentro magnético por excelencia.
En su costado occidental se encuentra uno de los sitios sagrados del planeta: el estuario de Las Perlas, en el recodo entre Sur y Centroamérica, nada menos que el lugar donde eligen parir las ballenas, entre otras cosas por la riqueza nutricional de las aguas, pues el bosque sub-tropical húmedo del Chocó se alimenta de una corteza acuífera de alta concentración de metales y cristales de altísima resonancia, todo lo cual vierte de varias maneras al entorno, entra en contacto directa e indirectamente con las aguas del estuario oceánico; he ahí otra causal para el ecocidio, pues a los agentes de la oscuridad, delfines y ballenas les repugnan, pues tienen claro lo que representan para la Humanidad (ellos son lo contrario al interés de los reptiles, porque están asociados a la Mente holista y telepática y no exclusivamente al instinto), sus hermanos estelares de jerarquía espiritual, pero por supuesto, sobre esto dirán que son majaderías esotéricas, pero precisamente, por eso lo saben, porque son más esotéricos que todos nosotros juntos, los ingenuos y de poco conocimiento. Quizá éste comentario os anime a meter las narices y percibir la podredumbre de lo que se camufla como una concesión más de extracción de maderables. Y aparte de todo esto, ¿Qué papel juegan entonces los protocolos de Río de Janeiro, de Kioto, de Copenhague, que de alguna manera establecen cierta normatividad de preservación de los bosques? Tal parece que son otra farsa más, pues si se tratase como afirman de controlar el CO2, son los bosques la mejor tecnología para atraparle, ¿entonces por qué la tala indiscriminada? Es todo un contrasentido; nos podrán seguir engañando y callando a quienes osen hablar, pero El Espíritu de la Tierra les pasará la factura, como lo afirma el anciano Hopi Thomás Banyaka y como se lo profetizó el Jefe Seattle a uno de los presidentes de los Estados Unidos.
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