Fue a mediados de la década de los 70 cuando
Iván Velásquez Gómez ingresó a la
Universidad de Antioquia para estudiar derecho. Pronto se destacó en la academia y con un decidido compromiso con la justicia, a principios de los años 80, ofició como escribiente del Juzgado 19 de
Medellín, a cargo entonces de
Marisela Ruíz, y luego colaboró en el despacho de quien con los años sería magistrado de la
Corte Suprema de Justicia: Carlos Mejía. En aquellos turbulentos años 80, Medellín era un hervidero de las mafias y administrar justicia era un destino casi que reservado para la muerte.
Como pudo sorteó la violencia desatada por el cartel de
Medellín, mientras litigaba, enseñaba en la academia y asumía la dirección del Colegio Antioqueño de Abogados, promoviendo un debate abierto en un escenario que de alguna manera terminó sitiado por las balas del narcotráfico y el paramilitarismo. En 1992 Iván Velásquez fue nombrado como procurador regional de Antioquia. Eran los azarosos tiempos en los que protagonizaban los escándalos de la cárcel La Catedral, que mandó a construir el capo
Pablo Escobar Gaviria, y de donde se fugó a mediados de ese año para entrar a la clandestinidad y volver a desatar una guerra contra el Estado.
Velásquez Gómez documentó todas las irregularidades de La Catedral y quizá fue uno de los pocos funcionarios que salieron indemnes cuando el país exigió responsabilidades. Poco después saltó como magistrado auxiliar del Consejo de Estado, pero cuando se posesionó como fiscal general Alfonso Gómez Méndez, en 1997, Velásquez fue designado como director regional de fiscalías de
Medellín. Fue allí donde por primera vez el hoy saliente magistrado de la Corte empezó a pisarle la cola al paramilitarismo en Antioquia, con sus enlaces y financiadores.
En esas pesquisas impulsó investigaciones como las masacres de El Aro y La Granja, en Antioquia, y empezó a revisar las actuaciones de una polémica brigada militar, las 17, en tiempos de la comandancia del general
Rito Alejo del Río (actualmente condenado a 25 años de prisión). A Velásquez, incluso, le tocó adelantar el expediente por el crimen de Jesús María Valle Jaramillo, un defensor de derechos humanos que fue asesinado el 27 de febrero de 1998. Después lideró las pesquisas en contra de la Fundación para la Paz de Córdoba (Funpazcor), fachada del paramilitarismo que fue desenmascarada por la justicia y en la que se rastrearon 495 cuentas bancarias y más de 40 mil transacciones donde se pudieron llegar a mover más de $25 mil millones de la mafia.
Esas actuaciones comenzaron a pasarle cuenta de cobro: presiones, intimidaciones, seguimientos y hasta amenazas. Muchos de sus compañeros investigadores fueron asesinados por el paramilitarismo. Desde entonces, como vendría a saberse después, la justicia había sido infiltrada por enlaces de esta organización ilegal, y los asesinatos a muchos agentes del CTI que documentaron sus crímenes empezaron a sucederse. En 1999 salió de su cargo y regresó a Bogotá y en año 2000 ingresó como magistrado auxiliar de
Álvaro Orlando Pérez.
Desde entonces ofició desde ese cargo en importantes expedientes de la vida nacional. En 2006, cuando las indagaciones de la parapolítica comenzaron en serio, fue nombrado como coordinador de la estructura de la Corte Suprema encargada de investigar estos casos. Durante seis años se desempeñó a cabalidad, sorteando no sólo amenazas y seguimientos del mismo DAS, sino complots insuficientemente resueltos por la justicia, que tenían como fin desprestigiarlo a como diera lugar. Ahí está el caso
‘Tasmania’, en donde intentaron enlodarlo, pero del que salió bien librado y fortalecido para adelantar más procesos de la parapolítica.
Ayer presentó su renuncia irrevocable a la
Corte Suprema luego de que se conociera que había sido relevado como coordinador de magistrados auxiliares que investigaban la parapolítica. Después de 12 años de pesquisas es un hecho que Velásquez Gómez estará en el alto tribunal hasta el 30 de septiembre, fecha que él decidió para su salida. Una noticia que ha generado todo tipo de reacciones de la prensa, organizaciones sociales y de Human Rights Watch, quien expidió un vehemente comunicado en el que respaldó la labor del jurista antioqueño.
“Durante los cinco años que el doctor
Velásquez estuvo al frente de las investigaciones sobre la parapolítica, la Corte Suprema condenó a cerca de 50 exmiembros del Congreso que mantenían lazos con grupos paramilitares. Es común que los medios de comunicación colombianos se refieran a Velásquez como el ‘magistrado estrella de la parapolítica’. A raíz de su trabajo,
Velásquez ha sido objeto de campañas de desprestigio y vigilancia ilegal. En 2008, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos otorgó medidas cautelares a favor de Velásquez”, señaló HRW.
Y añadió: “La valiente actuación del doctor Velásquez se ha convertido en un referente para la búsqueda de justicia por las violaciones de derechos humanos cometidas en
Colombia”. El comunicado fue firmado por el director para las Américas de HRW José Miguel Vivanco. Hoy Velásquez ultima los detalles de su salida de la Corte. Es un hombre amenazado y tiene enemigos muy poderosos. Él lo sabe. ¿Le proporcionará el Estado medidas de protección? A Velásquez sólo le quedó una frustración latente: que nunca fue elegido como magistrado titular de la Corte. En varias ocasiones terminó postulado en las listas, pero en estos 12 años a ese lugar llegaron muchos otros.